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V Semana del Románico Palentino.Del Campóo al Cerrato.

V SEMANA DEL ROMANICO PALENTINO.DEL CAMPÓO AL CERRATO (ABC 09-08-1981)

Por Santiago AMON

POR estos días (del 2 al 9, inclusive) viene celebrándose la V Semana del Románico Palentino, a favor (la experiencia lo confirma) de la fórmula mágica que presidió las cuatro anteriores: la romería, esto es, la concurrencia, popular e indiscriminada, a monasterios. templos y ermitas en que la huella de los siglos XI, XII y XIII pervive a la espera, las más de las veces, de su reanimación y de su rehabilitación, si posible fuese. Un peregrinaje en común, cuya específica misión consiste en ir paulatinamente llenando de contenidos culturales la soledad, en muchos casos, y el abandono o deterioro, en no pocos, de un holgado repertorio de las muestras medievales que configuran y definen (junto a la gloria de los Manrique y Berruguete, de los Sem Tob y Santillana...) lo más y mejor de la provincia de Palencia.

Fundada hace cuatro largos años, el alma de tan significada actividad cultural ha sido y es la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María la Real. sito a las puertas de Aguilar de Campóo. El propósito de los asociados, presididos por el arquitecto José María Pérez González, hijo de la villa (el mismísimo que en la prensa diaria responde al seudónimo de Peridis), se centró, desde el comienzo, en evitar la ruina a que tras la desamortización de Mendizábal se veía abocado dicho convento premostratense. Salvar el monasterio de Santa María la Real suponía, al propio tiempo, prestar análoga atención al casi centenar de templos románicos de la comarca (no existe en Europa otro caso de abundancia o exuberancia por kilómetro cuadrado) que en la Edad Media surgieron del influjo o irradiación del monasterio aquilarense.

Y de la conjunción de ambas miras tomaron origen las sucesivas Semanas del Románico, orientadas a revitalizar la historia de esa concreta porción de tierra palentina y suplir con nuevos usos culturales los disipados por el paso del tiempo o emigración desoladora (“pueblo hay —es dicho ya proverbial)— que cuenta con dos vecinos... y otros dos templos del siglo XII al XIII”). Si el monasterio de Santa María la Real encarnó en sus días el arquetipo de la factoría medieval, diseminado a la redonda la práctica laboral y el ejercicio litúrgico (el ora et labora que San Benito recabara de sus monjes y recomendara a los feligreses), ¿por qué, desprovisto ya de tan recordables empleos, no ha de verse reconvertido y abierto a otros de estricta cultura y destino igualmente popular, perfectamente transmisibles a toda una comarca cuyas piedras millares son centenar de templos románicos? ,

La sola formulación de la pregunta arrastraba la respuesta. Reanimar la historia de tantas y tan nobles señas de identidad exigía la reanimación misma de los moradores de una zona (el Campóo) harto significativa, que en su tiempo fue merindad poderosa y albergó el primer municipio o fuero de España (en la localidad, concretamente, de Brañosera, próxima a Aguilar de Campoo y poseedora, como no, de la correspondencia iglesia románica). No. no se trata del Claustro bajo del Monasterio, restaurado y rehabilitado, gracias a las actividades dé la Asociación del Monasterio de Santa María la Real. consabido acto exaltativo, reiterado anualmente y a la postre convertido en rutina. Se pretende, ante todo, recuperar la vida cultura) de la comarca, mantener a lo largo del año el calor de cada Semana a través del Centro Cultural (que ya está legalmente constituido en el seno de la Asociación) y congregar las actividades en la propia sede del monasterio (a punto de rehabilitación), bajo forma de Instituto de Enseñanza o Universidad de Verano... o entidad interdisciplinar, nada ajena hay, por fortuna, a las atenciones del Ministerio de Educación, «más la creación de un ecomuseo '(concentración cualificada de los signos que caracterizan la condición propia de un arte sustentado en plena naturaleza) extensible a toda la provincia, como empieza a serlo, con su muy singular diferencia, el discurrir mismo de las sucesivas Semanas del Románico.

Ante cualquier manifestación cultural, pública o colegiada y de asunto monográfico (seminario, congreso, simposio... y similares) es costumbre destacar su principiaría en vez de subrayar, sí la hay, su diferencia. .La Semana del Románico Palentino, que acaba de emprender su quinta andadura, es a todas luces diferente, cualitativamente dispar de otras muchas manifestaciones o asambleas culturales encabezadas con titulares de no oculta afinidad o resonancia parecida. Seguro estoy de que .lo escueto de su anuncio (V Semana del Románico) ha de sonarle .al lector a actividad académica en la que ponencias y comunicaciones, de marcado corte erudito, concluyen en la redacción del consabido documento que organizadores y partícipes juzgarán decisivo, aún a sabiendas de que su destino más seguro vaya a ser su archivo en la revista especializada del ramo, para conocimiento, cuando más, de otros y otros especialistas.

También a las Semanas del Románico Palentino han concurrido y concurren especialistas y eruditos. En Aguilar de Campóo se dan cita estudiosos de la arquitectura, la historia, la música, la 'literatura, la arqueología, la liturgia, la escultura, la pintura, la restauración..., pero con el ánimo común de actuar in situ et in vivo: en el lugar mismo en que se centra el objeto y el estímulo vital de su respectivo saber y con la sana y llana intención de comunicarlo directamente a los demás. ¿Resultado? Hacer revivir a ojos del pueblo aquello que, constituyendo su historia más legítima, suele pasar ante la indiferencia cotidiana o parar en diario deterioro, cuando no en ruina definitiva. Y es en este sentido en el que, principal o no, la Semana Palentina resulta no poco diferente de otras muchas que la resonancia titular pudiera hacer erróneamente familiares.

Su diferencia específica (su fórmula mágica) se da en el sentido comunitario de la romería, en la peculiaridad del acto participativo que en cada una de sus estaciones se produce. Valiéndome de un símil tomado de la experimentación química, diría que en ella (o en ellas) concurren los tres elementos que posibilitan toda reacción: un continente adecuado, un contenido heterogéneo y un elemento catalizador. Recíprocamente conectada la función respectiva, no tarda en producirse el efecto positivamente reactivo. Difícil resulta, trasladado a nuestro caso el símil, hallar un recipiente más conforme, por ejemplo, a la música medieval que un claustro medieval, e inimaginable parece, de igual modo, un colectivo tan heterogéneo como el indiscriminadamente congregado entre naves y bóvedas. ¿Y el elemento catalizador? Pueden constituirlo las Cantigas de Alfonso el Sabio o las notas de

Una antífona gregoriana…o una página del Renacimiento o del Barroco. En cualquier caso, la reacción se produce, dando paso a la cultura servida (previo pago, comúnmente) a una cultura gratuitamente participada, en la que llega a hacerle espinoso distinguir quién es el intérprete y quiénes son los espectadores.

En las romerías del románico palentino el elemento catalizador queda indistintamente confiado a una partitura, a una introducción en la historia y estilo del templo sucesivamente visitado, a un recital poético de antaño y de hogaño, a una evocación pertinente, a una semblanza... Marco, contenido, intérpretes y simples romeros originan, por vía de milagro, una extraña y conmovedora compenetración participativa, en cuyo concierto el todo resulta siempre superior (de acuerdo o no con los supuestos de la Gestalttheorie) a la suma de tías partes, siendo difícil discernir en un momento dado, y según dije, quiénes son los protagonistas y quiénes los destinatarios (si el ábside, la cantiga, su autor, el que la dice, el que la oye... o el conjunto prodigiosamente reconvertido en algo más aritmética). Dos son. normalmente, las romerías (el día 2 y el 9, ya quedó apuntado, en la presente semana), destinándose las fechas entre una y otra a conciertos y conferencias que tienden a divulgar y resumir los más destacados acontecimientos culturales del año.

Para lo uno, se cuenta en la ocasión presente con el concurso del Octeto de Metales de la Orquesta Nacional. el Cuarteto Extravaganza, el trío de la Joven Orquesta de Cámara de España.... al lado de conciertos de clavecín, órgano y trompa, música vocal y laúd renacentista. Para lo otro, se ha tomado en consideración el centenario respectivo de Calderón, Juan Ramón Jiménez, Picasso y Pinocho.... junto con conferencias específicamente referidas a la lectura del románico y a la historia de Palencia. En cuanto a las romerías, vale señalar que el itinerario va de Sur a Norte, y si la primera concluyó (el día 2) en Baltanás, partido judicial y capitalidad natural del bajo Cerrato, la segunda y próxima llegará (el día 9) a San Salvador de Cantamuda, núcleo natural de la parte más arte de la provincia, a una mano del Campóo. Para ambas, eso sí, perdurará la fórmula mágica de lo que en otra ocasión se me ocurrió llamar moreria-concierto-exegesis-recital, con el seguro signo positivo de la reacción ya explicada.

Van a cumplirse cinco años en da historia de la Asociación de Amigos del Monasterio de Santa María la Real, y se van a cumplir, si no con el reconocimiento de todos, sí con el de las autoridades nacionales y provinciales. El propósito de unos pocos no tardó en recabar la ayuda (justicia obliga) de la Dirección General de Arquitectura y de la de la Juventud, el apoyo entusiasta, especialmente, de la de Bellas Artes y el refrendo de la Subsecretaria del Ministerio de Cultura. También entraron en e1 juego benefactor la Casa de Palencia en Madrid , y. capítulo aparte, la Diputación palentina. Su actual presidente. Emilio Polo, sostiene, convertido poco menos que en lema un principio en que la espere y la eficacia corren feliz pareja: apoyar toda iniciativa cultural surgida de la base y apoyarla a la vista sólo de su realidad tangible.

Puedo asegurar (como quien conozca a ciencia cierta el caso) que principio o lema han cumplido a las mil maravillas su papel en la expansión de la actual Semana del Románico a lo largo y lo ancho de la provincia. Lo que fue expectativa inicial se convirtió luego en subvención, para parar en colaboración organizativa, financiación del proyecto y extensión al sur (al Cerrato) de lo nacido al norte (el Campóo), con un punto de inflexión (Villalcázar de Sirga) en esa Tierra de Campos que tantos testimonios guarda de la ruta jacobea, y a la que accedió una de las romerías de hace dos años. Mano a mano con la Asociación de los Amigos del Monasterio de Santa María la Real, la Diputación palentina ha intervenido en la elaboración del programa, ha corrido con su presupuesto económico y es de esperar que impulse en Tierra de Campos y el Cerrato lo que empieza a ser efectiva reanimación cultural y rehabilitación material por tierras del Campóo (merced al ánimo despierto de unos hombres que, un buen día, se sintieron conscientes de lo propio).

ABC - 08/08/1981

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