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A LA BÚSQUEDA DE LOS ORÍGENES DEL PUEBLO GUANCHE

Al noroeste de Arrecife y en medio del llano denominado Zonzamas (término alusivo al nombre de un legendario monarca guanche) se han encontrado vestigios de ascendencia prehistórica. Los descubridores, un joven matrimonio integrado por Inés Dug Godoy (arqueóloga dependiente de la Comisaría de Excavaciones y miembro del Museo Canario de Las Palmas) y José Manuel Guerra Pérez (profesor adjunto de Opticay Estructura de la Materia, en la Universidad Complutense), vienen llevando a cabo, desde hace cuatro años, un paciente trabajo de excavación, más por vocación propia que a merced de la poco generosa ayuda ajena, oficial u oficiosa.

¿Una nueva pista orientadora de cara al enigma del pueblo guanche? De acuerdo con las deducciones de los excavadores, se trata de un antiquísimo poblado, apoyado en una gran roca basáltica y circundado por una extensa muralla, en cuyo centro se abre una cueva natural. Tres habitaciones rectangulares, en el nordeste, y un pequeño algibe, en el sureste, completan la construcción. La estratigrafia demuestra que el poblado ha sido habitado desde un período indefinido, anterior a la conquista de las islas, hasta el siglo XIX.

Dos son los recintos descubiertos en sucesivas campañas de excavación. El primero, localizado bajo las habitaciones rectangulares, constituye una construcción semisubterránea de forma rectangular, con un pasillo central que lo divide en dos compartimentos absidales simétricos. Los muros y el suelo están cubiertos de tegue (arena y residuo volcánica, de carácter impermeable). Igualmente semisubterráneo, el otro recinto está formado por un muro semicircular y otro doble, con relleno de escoria volcánica, en cuyo interior hay dos pequeñas habitaciones semicirculares, recubiertas también de tegue. Puedo asegurar, en mi condición de atento visitante, que de todo ello dimana un aura litúrgica) una honda evocación de antigüedad.

Basados en la estratigrafía, Inés Dug y José Manuel Guerra ¡legan a la conclusión de que las habitaciones rectangulares son de época histórica, en tanto las semisubterráneas delatan un origen prehispánico. Un petroglifo y un ídolo zoomorfo hallados en el yacimiento guardan claro parentesco con las figuras de la isla de Pascua. Se ha descubierto abundante cerámica prehispánica de singular belleza, tanto por lo liviano del material, como por la variedad de incisiones simbólicas. De las otras piezas encontradas merece destacarse la gran cantidad de adornos corporales, tallados comúnmente en concha y en calcedonia.

En los cinco estratos descubiertos y cuidadosamente analizados por nuestros excavadores aparecen huellas prehistóricas junto a restos de la conquista y objetos posteriores a ella. Primitivas cerámicas, realizadas manualmente y adornadas con admirable variedad de incisiones se entremezclan con otras del siglo XVI, pie de origen peninsular coexistentes con otras muy características de la isla, debidas a la técnica denominada del Monjón, y dibujos prehispánicos, incisos generalmente en piedra de basalto, dan paso a no pocos de ascendencia castellana y andaluza, nunca anteriores al siglo XVIII.

¿Y el hombre guanche? No se ha hallado ningún vestigio humano. El celo y cuidado (eran maestros de la momificación) con que los primitivos moradores del archipiélago sepultaban y ocultaban a sus difuntos, y la parsimonia con que, pese al mejor ánimo de Inés y José Manuel, prospera la excavación dificultan el descubrimiento de la necrópolis. El día que den con ella, las fundadas sospechas de que se trata de un poblado del Neolítico abrirán nuevas pistas y quién sabe si alguna sorpresa. De lo visto por mi, sé decir que la estancia semisubterránea de mayores dimensiones tiene todas las trazas de un templo, y que las cerámicas e incisiones constituyen materia y argumento tanto de la arqueología como del arte.

EL PAIS - 29/08/1976

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