Ir a SantiagoAmon.net
HUELGA Y JUERGA

HUELGA y juerga ¿son una misma cosa? Si, desde una angulación estrictamente etimológica. La diferencia entre ambas voces ha de buscarse por el lado de la fonética: de la una se pasa a la otra con sólo aspirar la «h» y convertir la «l» en «r» (las dos, eso si, de la ilustre familia de las «liquidas»). Huelga, en habla andaluza, es juerga, disparidad al margen del respectivo significado en oído ajeno, y en atención sobre todo al verbo que a cada caso cuadra y conviene. No es lo mismo, en efecto, convocar una huelga o sufrirla que correrse una juerga o andar metido en ella. Ni por asomo puede generalizarse el alcance de uno y otro vocablo, vaya de picos pardos el juerguista, y el huelguista, de piquete.

De forma espontánea sude iniciarse la juega, dependiendo su fin del temperamento o aguante de las personas. La huelga, en cambio, obedece a consigna votada (de mejor o peor grado) en asamblea. El juerguista lo es por vocación, el huelguista, por coyuntura. Aquél nace, a éste le hacen o, tanto da, le convocan. Nunca sabrá el uno cómo acabó la fiesta, mientras se le ofrecen al otro resultados minuciosos, con bruscas oscilaciones (todo hay que decirlo) en las cifras indicativas del éxito o el fracaso, según hayan sido los convocantes o los afectados los hacedores de la correspondiente estadística. Y quien desprender quiera de estas líneas la más leve brizna de frivolidad, remítase, como dije, a la raíz etimológica en que juerga y huelga comulgan.

Matiz fonético a salvo, derivan ambas voces del verbo «holgar», que equivale a descansar, tomar aliento después de una fatiga, estar ocioso, no trabajar, divertirse, entretenerse gustoso en una cosa. ¿Otras derivaciones? De holgar, viene huelga y también holganza, huelguista y holgazán. Por paradójica o chusca que a alguien se le antoje, la sinonimia entre ecos cuatro términos está ahí, a la vuelta del diccionario y de la manifestación callejera«¿De holganza?» Mala cara han de pacerle los convocantes y los convocados si con semejante pregunta usted se decide a saludarles en plena y testimonial algazara. Llamar, en fin, holgazán a un huelguista podría acarrearle grave disgusto, aun con el diccionario de Covarrubias (pruebe usted a hacerlo) de su parte.

Gracia, históricamente, de patricios, el holgar y la huelga han parado en cosa plebeya «Folgaba el rey Rodrigo -reza el verso de Fray Luis- con la fermosa Cava en la ribera. » A espaldas del deber, lejos del trono (y de la trampa que en aquel mismo instante le tendía el enigmático conde don Julián), holgaba, esto es, se divertía, a orillas del Tajo nuestro último rey godo con la hija del traidor. Y de aquella holganza regia había de venirnos, para mal o para bien, la invasión musulmana: que, en tanto, se entregaba a la huelga el monarca cristiano, asomaban los moros por la costa. ¿Otras huelgas reales? Las que otorgaron nombre tal al monasterio cisterciense más famoso de España, a la izquierda del Arlanzón, en la ciudad de Burgos. Se llama de las Huelgas Reales porque a él acudían los reyes a holgar, o buscar placidez y descanso.

Lo común de la «lengua» se diversificó en la peculiaridad del «habla», pasando «huelga» a pronunciarse «juerga» por tierras andaluzas y extendiendo el nuevo concepto a las de toda España. ¿Huelga general? ¿Juerga general? Ni por asomo, digo, debe generalizarse el acune de ambos vocablos. Para que se dé lo uno (y no concluya en lo otro) se requiere una convocatoria mayoritaria, ante una «situación límite» y con posible cambio (de orientación al menos) del Gobierno. Cuando, por el contrario, el convocante resulta ser un partido que en el Parlamento responde a clara minoría y a discordia manifiesta en su propia casa, la huelga corre el riesgo, con piquetes o sin ellos, de convertirse en juerga, entréguese e no el Gobierno a la «remodelación». En tal caso, huelgan las palabras y huelga, también, la propia huelga.

DIARIO 16 - 08/07/1985

Ir a SantiagoAmon.net

Volver